Raphinha y Lamine acaban con un errático Villarreal

Agencia EFE

El Villarreal no pudo este domingo con el Barcelona, que se llevó los tres puntos de la Cerámica gracias a los goles de Raphinha, de penalti, y Lamine Yamal en un partido en el que los locales no supieron aprovechar sus grandes ocasiones y jugaron en inferioridad numérica desde el minuto 39.

El partido que pudo ser en Miami y no fue tuvo de todo. En una primera parte frenética tuvo lugar el penalti a los doce minutos, fue anulado un gol en propia meta de Koundé y Renato Veiga fue expulsado por una entrada a Lamine. En la segunda, el Barcelona sentenció el partido en el minuto 63 para seguir más líder de la Liga, pero también perdió a Koundé por lesión.

El Villarreal salió con ganas, atrevido, y tuvo sus ocasiones en los primeros diez minutos con Pepe y Ayoze. La presión adelantada que planteó Marcelino estaba surgiendo efecto: incomodaba la construcción del Barcelona, robaba el balón en campo rival y finalizaba jugadas.

En un error en la salida de balón del equipo culé, el Villarreal recuperó, pero Ayoze envió el balón fuera. A los locales les faltaba el acierto que sí tuvo Raphinha para forzar el penalti ante Santi Comesaña. Tras una recuperación de los de Hansi Flick, el brasileño se metió en el área y Comesaña metió la pierna. Alberola Rojas no tuvo dudas y pitó un penalti que el brasileño convirtió engañando a Luiz Júnior para poner el 0-1 (m.12).

Sin embargo, el Villarreal no se desmotivó y siguió con el plan. Buchanan tuvo dos ocasiones que se marcharon desviadas y Raphinha se quedó a centímetros de poner el segundo. El delantero del Barcelona lanzó un misil desde fuera del área que se marchó directo a la escuadra. La Cerámica se quedó en silencio y el sonido de la madera retumbó en el estadio amarillo.

Como ya pasó en el último partido entre ambos en Vila-real (1-5), el fuera de juego estaba penalizando al Villarreal y, después de varias jugadas que quedaron invalidadas, en el minuto 19 Koundé metió en propia meta un centro de Cardona, pero el lateral izquierdo estaba adelantado cuando puso el centro y el gol no subió al marcador. Un larguero de Pepe también quedó invalidado.

Al equipo de Marcelino le faltaba pausa. El Villarreal se sentía bien y quería transformar las buenas sensaciones en gol, pero, sin darse cuenta, se apresuraba. Los jugadores amarillos estaban impacientes. El guion cada vez se comenzaba a parecer más al partido del año pasado, algo que quería evitar el entrenador local.