Un masivo operativo contra el narcotráfico en Río de Janeiro dejó un saldo de al menos 132 muertos este martes. La intervención, descrita por las autoridades como la más grande en la historia de la ciudad, se centró en los complejos de favelas Penha y Alemão con el objetivo de desarticular al grupo criminal Comando Vermelho. La acción policial generó una fuerte reacción política y escenas de profundo dolor entre los residentes de las comunidades afectadas.
Cómo fue la intervención y cuál fue el saldo
El despliegue comenzó durante la madrugada del martes con la participación de aproximadamente 2500 policías y soldados. Las fuerzas de seguridad utilizaron 32 vehículos blindados, helicópteros y drones para ingresar en las favelas Complexo de Penha y Alemão, en la zona norte de la ciudad. El objetivo principal era ejecutar órdenes de arresto contra miembros del Comando Vermelho (CV).
El resultado de los enfrentamientos fue de al menos 132 personas muertas, según el último informe de la Defensoría pública. La cifra incluye a 116 presuntos delincuentes y cuatro agentes de policía. Durante la redada las autoridades detuvieron a 81 sospechosos, se incautaron 93 rifles y más de media tonelada de drogas.
Los delincuentes respondieron a la ofensiva con tácticas de guerra. Miembros de la banda criminal utilizaron drones para lanzar granadas contra los equipos de fuerzas especiales. También bloquearon caminos en el norte y sureste de Río con al menos 70 micros que fueron tomados por la fuerza y usados como barricadas.
El traslado de los cuerpos a una plaza pública
La madrugada de este miércoles, los vecinos de la favela Penha protagonizaron una escena impactante. Trasladaron por sus propios medios alrededor de 56 cadáveres desde la zona de Vacaria, en la Serra da Misericórdia, hasta la plaza São Lucas. Los cuerpos, transportados en la parte trasera de camionetas, fueron alineados en el suelo y cubiertos con plásticos y telas ensangrentadas.
Familiares y amigos se concentraron en la plaza para intentar identificar a sus seres queridos. Las imágenes mostraban a personas que levantaban las cubiertas para reconocer los rostros, mientras otras lloraban en silencio.

