Marruecos le ganó a Jordania y se consagró campeón de la Copa Árabe

LA NACION

Marruecos volvió a confirmar que es una de las selecciones más competitivas del planeta. Esta vez fue en la final de la Copa Árabe 2025, disputada en el estadio Lusail, donde se impuso por 3-2 frente a Jordania, en un encuentro marcado por la tensión, los giros en el marcador y la aparición de jugadas memorables, como un gol desde la mitad de cancha.

A tres años exactos de la consagración de la selección argentina en Qatar 2022, el mítico escenario volvió a ser testigo de una definición dramática.

El gol que abrió el partido fue una joya. Apenas a los cuatro minutos de juego, la selección marroquí se adelantó con un remate desde mitad de cancha. Luego de una recuperación de taco de Amine Zouhzouh, Oussama Tannane sorprendió a todos y lanzó un remate que se coló por encima del arquero jordano. Una obra de audacia y precisión que rompió la paridad en la final.

El golazo de Marruecos para el 1-0

Lejos de desmoronarse, Jordania encontró recursos para dar vuelta el marcador en el segundo tiempo. Primero, con un cabezazo impecable de Ali Olwan, su máxima figura y goleador del torneo (con seis goles), que aprovechó una pelota detenida para vencer al arquero rival. Más tarde, el propio Olwan cambió por gol un penal sancionado tras una mano en el área, que el árbitro cobró luego de la revisión en el VAR.

La reacción de los dirigidos por Jamal Sellami fue una muestra más del carácter de un equipo que sigue creciendo a nivel continental y que el equipo de Lionel Scaloni enfrentará en la fase de grupos del próximo Mundial 2026, en su primera participación en el torneo.

Sobre el final de la segunda parte, Marruecos recuperó la iniciativa, pero le costó traducir su dominio en ocasiones claras. Cuando parecía que Jordania tenía controlado el desarrollo y se quedaría con el título, un avance marroquí terminó en una situación insólita: el remate de su delantero Abderrazak Hamdallah pegó dos veces en el palo izquierdo del arquero, tras un rebote del mismo, hasta finalmente entrar. El mismo atacante logró empujar la pelota al gol y estableció el 2-2. Un empate con una dosis de fortuna, pero que reflejaba el empuje del conjunto africano.

El golpe emocional favoreció a Marruecos, que aprovechó una pelota parada, apenas nueve minutos después, para sentenciar la historia. Tras un tiro libre desde el costado, un primer cabezazo derivó en una fallida chilena de Marwane Saadane, que terminó por asistir, sin quererlo, al delantero Hamdallah, quien no dudó y empujó la pelota a la red. Con el 3-2, el equipo dirigido por Walid Regragui se cerró con orden y mantuvo la diferencia hasta el final, para alzar un nuevo trofeo y reafirmar su presente auspicioso en la antesala de la Copa Africana de Naciones y del Mundial 2026.