Ana Toro
Durante cientos de miles de años, el volcán Taftán, en el sudeste de Irán, parecía un gigante dormido. Sus laderas, cubiertas por rocas antiguas y fumarolas apagadas, daban la impresión de ser los restos de un pasado geológico olvidado. Sin embargo, recientes observaciones satelitales han revelado algo sorprendente: Taftán está despertando después de 700.000 años de silencio.
La señal que pone en alerta
Científicos de distintas universidades detectaron un ascenso del terreno de casi 9 centímetros en menos de un año, un movimiento imperceptible para el ojo humano, pero evidente gracias a la tecnología InSAR, que utiliza radar desde satélites para medir cambios milimétricos en la superficie terrestre. Este leve “hinchamiento” del terreno sugiere que algo se está moviendo bajo la montaña: gases o fluidos calientes que presionan desde las profundidades.
Lo más inquietante es que, hasta el momento, no se ha detectado una deflación posterior. Es decir, el terreno no ha vuelto a su nivel original, lo que indica que la presión continúa aumentando. El Taftán se encuentra en una zona de intensa actividad tectónica, donde las placas de Arabia y Eurasia se encuentran. Esa colisión constante alimenta el calor y los fluidos que podrían estar reactivando el sistema volcánico.
¿Erupción a corto plazo?
Aunque no se espera una gran erupción a corto plazo, los investigadores advierten sobre posibles explosiones freáticas, que ocurren cuando el vapor o el agua caliente escapan de manera violenta. Estas explosiones pueden lanzar cenizas, gases tóxicos y fragmentos de roca, afectando a comunidades cercanas como la ciudad de Khash, ubicada a unos 50 kilómetros.


