El director técnico de Boca Juniors, Miguel Ángel Russo, murió este miércoles a los 69 años. Tras superar un cáncer de próstata, atravesaba una intervención domiciliaria en un delicado estado de salud a raíz de un debilitamiento general que lo había alejado de sus funciones como entrenador xeneize.
La recaída de la última semana había alertado a su entorno y los médicos que lo atendieron le recomendaron que permaneciera bajo observación permanente en su domicilio, había informado el Club Atlético Boca Juniors. En ese entonces, su pronóstico era reservado. La salud de Russo venía deteriorándose desde inicios de septiembre, cuando había sido internado en el Instituto Fleming como consecuencia de una infección urinaria, que se sumó a un malestar integral.
A aquella infección se le agregó un cuadro de deshidratación severa, que debilitó la salud del DT. Sin embargo, tras recuperarse, le dieron el alta y se le permitió retomar sus actividades como entrenador de la institución xeneize. No obstante, durante los partidos de septiembre (el 14 ante Rosario Central y el 21 frente a Central Córdoba) se lo observó cada vez más débil y relegó a sus ayudantes del cuerpo técnico las indicaciones a los jugadores y los entrenamientos previos.
Como consecuencia, se decidió que Claudio Úbeda -ayudante de Russo- pasara a ocupar provisoriamente su lugar en el banco de suplentes, y en los entrenamientos durante la semana, cosa que ejecutó en los partidos contra Defensa y Justicia y Newells.
Este miércoles se confirmó la noticia y desde el mundo del fútbol se despidieron del entrenador. Desde Boca brindaron sus condolencias. “El Club Atlético Boca Juniors comunica con profunda tristeza el fallecimiento de Miguel Ángel Russo. Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. Acompañamos a su familia y a sus seres queridos en este momento de dolor. ¡Hasta siempre, querido Miguel!“, publicaron en sus redes sociales.