Redacción: LA NACION
Si Fluminense está en el Mundial de Clubes y, para sorpresa de no pocos, consiguió abrirse paso hasta las semifinales es gracias a la obtención de la Copa Libertadores 2023, en la final que le ganó a Boca en el Maracaná. Fue la primera gran conquista continental de su historia, en un resurgir del fútbol carioca que en 2024 continuó con el título de Botafogo, también primerizo en levantar el trofeo más importante de la Conmebol.
Con Boca y River eliminados prematuramente, la representación sudamericana en los play-offs recayó en los cuatro clubes brasileños, de los cuales solo queda Fluminense ante el bloque europeo que componen Chelsea y, en la otra semifinal, Paris Saint-Germain y Real Madrid. Este martes, desde las 16 de la Argentina, entre Fluminense y Chelsea surgirá el primer finalista del Mundial de Clubes. En caso de empate habrá suplementario y, de ser necesario, penales.
En cartel y pergaminos futbolísticos, este choque queda de alguna manera opacado por la iridiscencia de PSG (campeón de la Champions League y mejor equipo de la actualidad) y Real Madrid (máximo ganador de la Champions, con 15 títulos, y en plena evolución con la nueva gestión de Xabi Alonso).
Las expectativas diferentes también se reflejan en la venta de entradas y sus valores. La FIFA, ante la escasa demanda para la primera semifinal en el MetLife de Nueva Jersey, bajó el precio de las localidades de 473 a 13 dólares para intentar cubrir la mayor parte de la capacidad para 82.500 personas. Luego de Boca y River, los equipos brasileños fueron los más acompañados por hinchas propios. Desde Europa es muy escasa la asistencia que llegó, y el espectador estadounidense, que vive el fútbol más como un espectáculo que como una pasión, siente más atracción por las figuras y la dimensión global de Real Madrid y Paris Saint-Germain.