Redacción: Eumar Esaá
Los finalistas de este 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich son dos clubes multimillonarios que, curiosamente, han sacado su mejor cosecha en una etapa más terrenal y menos estelar.
Atrás quedaron los tiempos del dispendio y la extravagancia porque ambos llegaron a esta final basados en apuestas realistas y sustentables. Este es el camino que ha traído al PSG y el Inter hasta el umbral de la gloria.
Luis Enrique y Simone Inzaghi no son tan diferentes. A ambos, al español por elección y al italiano por obligación, les ha tocado sacar lustre de versiones más modestas de sus respectivos clubes, pero en ambos casos el resultado ha sido tal vez incluso mejor que lo que se atrevieron a imaginar cuando llegaron.
No en balde fueron los encargados de eliminar al primero y el segundo de la fase de grupos de la UEFA Champions League, dos equipos que lucían como los grandes favoritos para encontrarse en el Allianz Arena: Liverpool en octavos de final a manos del campeón de la Ligue 1 y Barcelona en semifinales frente a los italianos.
Pero mientras los ‘nerazzurri’ transitaban el torneo sin contratiempos, recibiendo apenas un gol en toda la fase de grupos, el PSG llegó a ver comprometida su clasificación a la ronda de eliminación directa.
Y mientras tanto Luis Enrique obtenía lo que quiso desde que llegó: hombres dispuestos a trabajar por el equipo, y no lo contrario.

